Mabon: el susurro del otoño y el equilibrio de la luz
El equinoccio de otoño marca un instante sagrado en el que día y noche se abrazan en perfecta armonía. En este artículo te invito a caminar conmigo por sendas cubiertas de hojas doradas, a descubrir los rituales que realizo para honrar la cosecha y agradecer lo recibido, a adentrarte en la mitología celta que da vida a Mabon y a sentir la energía profunda que este momento del año despierta. No es solo historia ni tradición: es magia viva, es conexión con la tierra y con nosotros mismos. Prepárate para encontrar símbolos, leyendas y prácticas que quizá transformen la forma en que miras el cambio de estación… porque lo que empieza como una lectura, puede convertirse en un viaje.
Maria Elena
9/13/20255 min leer


Mabon: cómo vivir de verdad la magia del equinoccio de otoño
Cada año, cuando se acerca el 22–23 de septiembre, algo en el aire cambia: los días se igualan con las noches, la luz baja suave, las hojas empiezan a dorarse.
Ese momento es Mabon, el equinoccio de otoño, uno de los Sabbats de la Rueda del Año.
Yo lo siento como si la Tierra tomara aliento para soltar lo viejo y recibir lo nuevo, ¿lo has sentido también?
¿Qué significa Mabon de verdad?
Mabon es como ese abrazo cálido de la Tierra: un momento para agradecer todo lo que has recogido (literal y simbólicamente), y para reflexionar sobre lo que ya cumplió su ciclo.
No es solo cosecha de frutas y verduras… también lo que cultivaste en tus relaciones, tu creatividad, tus aprendizajes.
En tradiciones modernas paganas y wiccanas, Mabon aparece como celebración de la cosecha tardía, de la gratitud, del balance y de la preparación para los meses más fríos.


Aunque muchas personas lo tratan como una “festividad antigua”, hay alguna discrepancia en ese tema.No se tiene evidencia sólida de que los pueblos celtas celebraran con ese nombre exacto el equinoccio de otoño.
El término “Mabon” fue adoptado en los años 70 por Aidan Kelly para dar nombre al equinoccio otoñal dentro de la Rueda del Año.
Historia, mitos y alguna historia bonita
Déjame contarte de dónde salió “Mabon”:
“Mabon” es una figura de la mitología galesa: “Mabon, hijo de Modron”. Modron representa la Madre divina.
Mabon fue robado de su madre cuando tenía sólo tres días. Vivió un tiempo en Annwn (una especie de otro mundo mítico) hasta que fue rescatado por Culhwch.
Esa es una de las historias que aparece en The Mabinogion, que es una selección de los cuentos folclóricos más antiguos de Gales.
En esas leyendas, Mabon está ligado a la juventud, al crecimiento, a la conexión con el mundo natural.
Aunque su mito no estaba originalmente asociado con el equinoccio, la mitología nos relaciona su trayectoria con el equinoccio: la separación, la vuelta a casa, la luz que disminuye, todas perfectas para el tono otoñal.


Rituales que de verdad funcionan para Mabon (y que yo hago)
No hace falta montarte algo enorme; lo importante es la intención. Te comparto lo que yo hago, lo que he probado, lo que me ha servido para sentir ese portal mágico:
1. Altar otoñal improvisado
Agarro cosas que encuentro: unas hojas secas, nueces, manzana, ramas que tienen un color especial, velas doradas o naranja. No tiene que ser perfecto, solo que te hable al alma. Mientras lo monto, pienso en lo bueno que he recogido este año.
2. Reflexión personal de cosechas
Me gusta escribir: qué hice, qué salió bien, qué logré, qué aprendí. Luego pienso también en lo que no quiero llevar al invierno: viejas heridas, costumbres que ya pesan, expectativas que quizás eran ajenas a mí.
3. Ritual de soltarse
Tomo papel, escribo aquello que ya no me sirve (emociones, situaciones, miedos) y lo quemo o entierro simbólicamente, dejando que la naturaleza (o el viento) lo transforme.
4. Fiesta de gratitud
Invito a alguien: familia, amigas, o lo hago para mí misma. Algo sabroso otoñal: manzana, pan casero, calabaza… Compartir comida se siente como devolver algo a la tierra y celebrar lo que tenemos. También dejo un pequeño “ofrecimiento” a la tierra —una fruta, unas hierbas— como agradecimiento.
5. Meditación de balance
Cierro los ojos y visualizo dos luces: una fuerte que representa mi luz, otra suave que representa mi sombra. Las dejo equilibrarse: me quedo unos minutos ahí, respirando, agradeciendo ambas partes de mí, aceptando que la oscuridad me ayuda a valorar la luz.


Símbolos, colores y elementos con los que siempre vibro
Estos son los que yo uso, los que siento que me conectan con la energía de Mabon:
Colores:
Oro, naranja, rojo quemado, marrón, amarillo de otoño.
Me ayudan a ponerme en sintonía con los árboles, con el suelo, con el cielo que ya no es tan brillante.
Frutos y cosechas:
Manzanas, nueces, calabazas, granadas.
Son los regalos de la temporada, los sabores que cuentan historias de sol y lluvia.
Cristales y piedra:
Amatista, ámbar, citrino, jaspe.
Cosas que den calor, que anclen, que ayuden a soltar lo que duele.
Deidades o figuras mitológicas:
Mabon o Modron, Persephone, Deméter.
Cada una representa algo que vibra fuerte en este equinoccio: la cosecha, el viaje entre mundos, los ciclos de transformación.
Reflexión íntima que te propongo
Quiero que pienses conmigo:
¿Qué cosechaste este año que te hace sentir orgullosa?
¿Qué quisieras soltar para llegar leve al invierno?
¿Dónde puedes sembrar algo nuevo ahora, con intención?
Mabon me recuerda que cada cosa cuesta su tiempo: hay semillas que necesitan florecer, hay hojas que solo sirven si caen. Y al soltar lo viejo, haces espacio para lo que va a brillar.


Conclusión
Para mí, Mabon es como una pausa mágica en medio del camino. Es ese momento en que la vida te dice: “mira lo que ya lograste, agradece lo bueno… y suelta lo que pesa”.
No hace falta montar grandes rituales ni complicarse: lo importante es la intención y el corazón que le pongas.
Cada año, cuando enciendo mi vela de Mabon y escribo mi lista de gratitud, siento que me reconcilio conmigo misma. Y cuando quemo lo que quiero soltar… uff, es como quitarme una mochila de encima.
Así que te invito a que este Mabon te regales un ratito para ti.
Celebra tus logros, honra tus procesos y recuerda que la magia más grande está en los pequeños gestos.
Porque al final, Mabon nos recuerda algo muy sencillo pero poderoso: todo ciclo termina… y todo final es también un nuevo comienzo.
Y si este artículo te ha gustado, me haría muchísima ilusión que lo compartieras con alguien a quien también le pueda inspirar.
Y claro, si quieres seguir descubriendo más sobre portales mágicos y celebraciones, te invito a suscribirte para no perderte los próximos artículos.
Lo digo de corazón: me encantará seguir caminando contigo en este viaje mágico.
Y ya sabes. ¡Cree en la magia!
Maria Elena

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